07 julio 2008

los oprimidos

Los 20 oprimidos, por Suso de Toro
> Publicado en El País o 29 de xuño de 2008
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> Es conocido el drama que vive la lengua inglesa en el mundo, acosada y
> despreciada, perseguida descaradamente por los nacionalistas de aquí o
> allí, sus hablantes encuentran dificultades doquiera van. No menos
> dramática es la situación de la lengua castellana, ésta en la que
> escribo, la nuestra, la común. Una lengua que se extendió por el mundo
> sin imposición y con benevolencia, gracias a que gallegos, catalanes,
> vascuences y aborígenes americanos deseaban con vehemencia conocerla,
> hablarla y aún escribirla, abandonando sus torpes e infantiles
> chapurreos pero que hoy, ¡ay!, vive horas amargas.
>
> Es cierto que nuestros abuelos hablaban la lengua gallega, pero lo
> hacían sin mala fe, era por ignorancia de la lengua común, la
> verdadera. Nosotros hoy, gracias sean dadas, hablamos y escribimos
> correctamente el castellano y nuestros hijos ya saben conjugar el
> pretérito perfecto, 'he dicho', cuando para nosotros, antes, lo
> perfecto era indefinido, 'dije'. Desde la secular ignorancia gallega
> no hemos dejado de progresar, hablaremos al fin como en Chamberí, 'el
> Madrí ha ganao' (repitan). Aunque, por culpa de la dichosa
> Constitución que reconoce a las nacionalidades históricas y sus
> lenguas, y de la autonomía aún vigente, nuestros hijos son obligados a
> estudiar la lengua autonómica, que no es la común. Menos mal que no es
> obligatorio conocerla, a diferencia de la verdadera. (Generalísimo,
> vuelve. Estamos huérfanos, a merced de esos nacionalistas. ¡Antes
> había un solo nacionalismo, el común, y nos bastaba!)
>
> Pero si en la tierriña vivimos cuitas qué no vivirán las personas más
> sensibles, los mejores, esos intelectuales que padecen en su Madrid
> las insidias de los insidiosos nacionalistas. Son intelectuales que
> tienen la piel más sensible, las antenas más alerta y por ello sufren
> más y detectan antes las asechanzas a la lengua común, la de toda su
> vida.
>
> Veinte de ellos, sin duda la vanguardia, se han rebelado contra tanto
> descaro y han levantado la bandera de la verdadera España, la de
> siempre. '¡No más ultrajes a la lengua común!, ¡Basta ya!', han
> clamado y exclamado (¿o es 'clamaron' y 'exclamaron'? Malditos
> antepasados nuestros que tardaron tanto en pasarse a la lengua común,
> nos han transmitido sus dudas e incertezas indefinidas).
>
> Y es que viven hostigados. Parece ser que cuando se acercan a un
> quiosco de prensa en el barrio de Salamanca sólo hallan prensa escrita
> en lenguas que no son la común. Allí están periódicos deportivos
> escritos en catalán, ¡condenados polacos!, diarios generalistas
> escritos en balbuceos vascongados y revistas del corazón en el torpe
> gruñir de los gallegos, esa habla de pastorcillos apta para hablar a
> los animales. Cuando encienden sus televisores emergen lenguas no
> comunes, les resulta imposible oír a un presentador del telediario o a
> un anunciante en la lengua común, la buena, la nuestra, la verdadera,
> la de allí. Están invadidos y acosados. Incluso la información
> deportiva está pervertida por los nacionalistas no comunes, ahí están
> las selecciones vascas, catalanas, gallegas, con sus banderas y sus
> exclamaciones autonómicas. ¡Qué decir de las películas, si hasta las
> americanas las traducen todas al gallego! Cuentan que en la misma
> Plaza de Colón, ¡insignia de la Hispanidad!, han levantado un gran
> mástil con las banderas de las nacionalidades. Todo Madrid está
> invadido de ideología autonómica y no hay taxista que no te hable
> vasco ni camarero que no te conteste en catalán cuando uno le inquiere
> en correcto castellano. Si hablas la lengua verdadera te miran mal y
> te expones a un disgusto, tal es el encanallamiento al que se ha
> llegado en el odio a nuestra lengua común.
>
> ¡Que no sufran en vano! Pues se sacrifican por nosotros para que no
> recaigamos en los vicios de nuestros abuelos. Ellos, por no ser
> catalanes, vascos ni gallegos o por serlo pero haberse curado sus
> antepasados a tiempo, no han heredado nuestras máculas, están limpios.
> Son los comunes, un ejemplo a imitar. Escuchemos su voz y admiremos su
> gesto gallardo. Allí están en su Madrid rodeados por autonómicos
> varios, defendiendo la lengua común, hoy en peligro en el mundo como
> confirman todas las estadísticas. ¡Héroes solitarios necesitan apoyo!
> Firmemos y que salgan nuestros vástagos con huchas a la calle para
> recaudar fondos solidarios (La culpa es de Zapatero, lo sabe bien Rosa
> Díez).

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